miércoles, 21 de noviembre de 2007

Diagno qué? y ezo que e'?

Hace poco en un congreso, un gran Pope de la micología expuso cierta problemática que concretamente hoy no ha dejado de desfilar por mi cabeza con cierta insistencia. ¿Hasta que punto es necesario realizar diagnosis en latín de las especies nuevas? ¿No sería mejor limitarnos a la descripción en inglés o en cualquier otra lengua siempre que se remita a una publicación indexada?

Llevo todo el día peleándome en la lengua de los exorcismos invocando a no sé qué criatura del averno. Al menos eso es lo que parece cuando alguien me escucha farfullar entre dientes releyendo la diagnosis de la pequeña Sphinctrina. Es difícil, es complicado y es tedioso escribir en latín, lo sé. Sobre todo si eres de esas personas que cree que una diagnosis es algo serio y no te limitas a: “Es igual que esta otra cosa con las esporas más grandes”. No miento, os juro que esa es una típica diagnosis inglesa. Se limitan a una triste frase en una lengua que no es la suya, hacen una diagnosis pobre, cutre y completamente inútil, y a pesar de eso, se quejan, lloran y patalean (discretamente que son ingleses) y ponen el grito en el cielo porque tengan que escribir la maldita frasecita.

Yo no domino el inglés, sé que debería y lo sigo intentando pero no tengo la destreza que se supone necesaria. Pero me esfuerzo, frunzo el entrecejo y me tiro de los pelos y ya no lleno papeleras de borradores porque uso el Word. No me es mucho más difícil escribir en latín que en la lengua impuesta de la comunidad científica. Y no voy a hacer un alegato a favor de la publicación en lenguas nativas porque soy la primera interesada en que mis artículos tengan la máxima difusión y todos sabemos que los angloparlantes lo que no entienden no leen. Ni lo intentan.

Trabajo normalmente con claves y artículos en francés, en italiano, portugués, alemán, vasco, ruso y esperanto. No domino ninguna de esas lenguas pero me espabilo para entender aquello que me interesa. Y no sabéis cuánto agradezco una diagnosis latina bien hecha dentro de un libro bien gordote en cirílico.

Encuentro muy bien que aparezca una lengua que sea común para todos, incluso cuando se trata de una lengua como el inglés (en su simplicidad radica su encanto), pero no deberíamos limitarnos a simplificar por ahorrarnos esfuerzo. El esfuerzo invertido en una diagnosis bien hecha podría ser el esfuerzo que le ahorramos a aquellos que quieren entender lo que hacemos. La diferencia entre un trabajo utilizado y citado o una de aquellas obras exóticas que aparecen en nuestras estanterías.



Bryoria Nieve


P.D. Por cierto, la pequeñina sigue sin nombre y seguimos admitiendo votos, comentarios y sugerencias.

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1 comentarios:

Blogger Xac Mazo ha dicho...

Más que el idioma en que la describan lo importante es que lo hagan bien. Puede que sea por las prisas por ser el primero, puede que sea simple incompetencia, pero el caso es que algunas descripciones merecen la hoguera. Nunca hay Inquisición para lo que realmente hace falta.

30 de diciembre de 2007, 19:30  

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